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Un recuento
de nuestra experiencia y búsqueda
Partimos
del amor, del respeto y de la reverencia que nos inspira la
Madre Tierra. Consideramos que es indispensable devolverle su
dimensión sagrada, rescatando la vida que en ella ha estado
muriendo en las últimas décadas. Todos los organismos vivientes
necesitan recuperar su expresión vital y es nuestro deber ayudar
a que eso suceda.
Desde
1984 iniciamos el proceso de desintoxicación y de recuperación
de la fertilidad del suelo. Esto que nos ha llevado a
constituirnos como pioneros en la Región Ciénega de Chapala,
donde el rancho se localiza, a escasos 10 kilómetros del la
Laguna de Chapala.
A lo
largo de estos años, hemos constatado una y otra vez cómo el
impacto ambiental de la práctica agrícola con insumos químicos y
la aplicación del paquete tecnológico correspondiente, así como
la ambición humana por aumentar la producción y las ganancias a
cualquier costo, han contaminado los suelos, la atmósfera, las
aguas subterráneas y las superficiales. Han afectado la
biodiversidad de la región, incluyendo las aves migratorias, y
han reducido drásticamente la población de los microorganismos
que habitan en el suelo, quienes son precisamente responsables
por su fecundidad.
La
aplicación reiterada de agroquímicos –fertilizantes, herbicidas,
pesticidas, fungicidas e insecticidas– ha afectado la salud de
los trabajadores del campo y la salud de los consumidores. Por
un lado, en los productos cosechados se observa un incremento de
residuos tóxicos, y por otro, una reducción en su valor
nutritivo debido a la falta de minerales en los suelos. El
fertilizante químico aplicado a los cultivos durante décadas, ha
alimentado a las plantas en crecimiento proporcionando los
nutrientes básicos, es decir, nitrógeno, fósforo y potasio, sin
reponer los nutrientes secundarios. Por ello, los productos
cosechados son deficientes en minerales. Y más allá de esto, el
uso de algunos insumos químicos, prohibidos hace años en muchos
países, tales como el aldrin y el dieldrin, son responsables por
malformaciones genéticas en las nuevas generaciones.
Estos
impactos negativos nos han llevado a buscar formas alternativas
de producción en defensa del ambiente que a su vez procuren el
bienestar de los trabajares del campo, de los consumidores y de
otras formas de vida.
No ha
sido fácil enfrentar el lento proceso de saneamiento de la
tierra, la recuperación de su fertilidad, de la materia orgánica
y de los microorganismos benéficos del suelo. Tampoco ha sido
fácil, el manejo de malezas ni la re-mineralización del suelo.
El
manejo integral de nuestros cultivos incluye el rescate de
conocimientos ancestrales como la sincronización de las diversas
actividades con los ciclos lunares, el uso de cenizas y
fermentos, a la par del uso de técnicas derivadas de hallazgos
científicos recientes, como la nutrición y manejo trofobiótico,
las alomonas, las feromonas y los repelentes. Asimismo,
utilizamos implementos cuyo diseño responde a la comprensión de
la estructura de los suelos, como el multigrado de corte
horizontal, desarrollado por científicos cubanos.
Aún
queda mucho trabajo por hacer, ya que la agricultura orgánica no
es una simple sustitución de insumos ni de tecnología. Esta
resulta de la comprensión integral de los procesos naturales, lo
cual implica un cambio de paradigma en la percepción del
agricultor o del ganadero, que necesariamente lo hacen modificar
sus prácticas y asumir la responsabilidad de producir alimentos
sanos con el menor costo ambiental posible. Estamos hablando
por tanto, de otra racionalidad productiva.
Es
menester añadir a lo anterior, la adecuación de la maquinaria y
los manejos para la producción orgánica, la investigación,
experimentación y generación paulatina de conocimientos, el
desarrollo de la infraestructura para la producción de semillas
propias, la elaboración y aplicación de controles y
fertilizantes biológicos, etcétera. Este largo proceso ha dejado
en claro que para producir orgánicamente, se requieren conocer
las implicaciones y los procesos para lograrlo.
Actualmente, somos productores agrícolas orgánicos
certificados, constituidos en una sociedad de producción rural.
Aparte de ofrecer en el mercado productos sanos y nutritivos,
ofrecemos insumos, tecnología y asesoría para aquellos
agricultores que se embarcan en este proceso de cambio.
Somos
una empresa que persigue integrar la producción local, orientada
hacia el mejoramiento de la calidad de vida de los seres humanos
que armonice con la naturaleza y genere alternativas locales que
tiendan a sanear el medio ambiente especialmente en sus aspectos
más críticos. Estamos concientes de la responsabilidad y del
compromiso que esto representa para nuestro tiempo.
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